En el tratamiento de aguas, hay dos términos esenciales que se encargan de la clarificación y la separación de los sólidos suspendidos en el agua: coagulante y floculante. Estas sustancias, que muchas veces no se notan, tienen funciones importantes en la conversión de este recurso crudo en una fuente segura y potable.
El agua es un recurso vital para la vida humana y el medio ambiente, pero también es susceptible de contener impurezas que pueden afectar su calidad y salubridad. Estas impurezas pueden ser de origen natural o artificial, como sedimentos, microorganismos, metales pesados, pesticidas, entre otros.
Para eliminar estas impurezas y obtener un agua clara y limpia, se utilizan procesos de tratamiento de aguas que implican el uso de diferentes sustancias químicas cómo las que mencionamos al iniciar este blog.
Por consiguiente, este proceso se convierte en un actor principal, asegurando su potabilidad y seguridad. A continuación, te mostramos cómo funciona esta técnica.
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Tabla de contenidos
¿Qué es el coagulante y el floculante y cómo funciona?
Son sustancias químicas que se utilizan para facilitar el tratamiento de aguas. Esta técnica tiene como objetivo eliminar las partículas suspendidas en el agua, que pueden ser de origen orgánico o inorgánico, y que pueden afectar la calidad y la salubridad del líquido vital.
El floculante es un componente químico que se encarga de aglomerar las partículas desestabilizadas por el coagulante, formando grupos más grandes y pesados llamados flóculos.
Además, puede ser de origen inorgánico, como sales de calcio o magnesio, o de origen orgánico, como polímeros sintéticos. Se añade al agua después del coagulante, en dosis controladas, según el tamaño y la densidad de los flóculos.
Por otro lado, el coagulante es una sustancia química que se encarga de desestabilizar las partículas suspendidas, neutralizando las cargas eléctricas que las mantienen dispersas y repelidas entre sí.
De esta manera, los flóculos formados son más fáciles de separar del agua por medios físicos, como la sedimentación o la filtración. De igual modo, se logra una mayor clarificación y purificación del agua, eliminando las impurezas y mejorando su calidad.
¿Cuáles son los beneficios?
- Facilita el proceso de filtración en el pretratamiento.
- Mejora la claridad y el aspecto del agua, al eliminar las partículas suspendidas que le dan un color turbio o una apariencia lechosa.
- Mejora el sabor y el olor del agua, al eliminar las sustancias orgánicas y los microorganismos que pueden producir olores y sabores desagradables.
- Mejora la salubridad y la seguridad del agua, al eliminar los contaminantes y los microorganismos que pueden ser nocivos para la salud humana y el medio ambiente.
- Reduce la demanda de otros procesos de tratamiento, como la desinfección, al eliminar las partículas que pueden interferir con la acción de los desinfectantes, como el cloro o el ozono.
- Reduce el consumo de energía y de agua, al optimizar los procesos de clarificación y filtración, disminuyendo el tiempo y el volumen de agua requeridos.
- Reduce el costo de operación y de mantenimiento, al minimizar el uso de equipos y de sustancias químicas, evitando la formación de incrustaciones y de lodos.
¿Por qué el floculante y el coagulante son la mejor opción para el tratamiento de aguas?
Debido a que son sustancias químicas que ofrecen una solución eficaz, económica y ecológica para la clarificación y filtración del agua. Además, permiten eliminar las partículas suspendidas en el agua, que pueden afectar la calidad y la salubridad del agua, mediante el proceso de coagulación-floculación.
De igual forma, se pueden adaptar a diferentes tipos y condiciones de agua, según las características y las necesidades de cada caso. Ambos se pueden dosificar de manera precisa y controlada, evitando el exceso o el defecto de estas sustancias, que podrían causar problemas de calidad o de operación.
De esta manera, mejoran la eficiencia de los procesos de tratamiento de aguas, reduciendo la demanda, el consumo y el costo de otros procesos, como la desinfección, la filtración y la disposición de lodos. También contribuyen a la protección del medio ambiente, al reducir el impacto ambiental de los procesos de tratamiento de aguas.
En el tejido mismo de nuestras vidas cotidianas, el papel desempeñado por coagulantes y floculantes se revela como un acto fundamental para garantizar la calidad y seguridad de uno de los recursos más preciados: el agua.
La importancia de esta colaboración no se limita simplemente a la estética del agua clara; más bien, se extiende a la esencia misma de la salud pública. La eficacia de esta combinación se traduce en la obtención de un recurso vital de alta calidad, que va más allá de ser una simple necesidad, convirtiéndose en un salvaguarda de nuestra salud y bienestar.
Ambas son sustancias químicas que brindan una solución efectiva, asequible y sostenible para la clarificación y purificación del agua. Asegurando que el agua que fluye por nuestros grifos no solo sea visualmente atractiva, sino también libre de impurezas que podrían amenazar la salud humana.
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